miércoles, 12 de noviembre de 2014

La pequeña empresa enfrenta el reto de responder, entre muchas, a dos decisiones financieras importantes: la primera decisión está referida al proceso de inversión; y la segunda, al proceso de financiamiento.

El proceso de inversión es llevado a cabo como consecuencia de la evaluación previa, que realiza el pequeño empresario, quien se encuentra motivado por 
cualquiera de las siguientes situaciones:




  1. Ingresar a nuevos mercados.
  2. Introducir al mercado nuevos productos.
  3. Mejorar o ampliar su capacidad de producción.
  4. Incrementar sus ventas al crédito.
  5. Ampliar el nivel de inventarios.
Luego de identificar el motivo de la inversión, el pequeño empresario debe evaluar el momento oportuno para efectuar la inversión, para lo cual evaluará el entorno socio-económico. La evaluación pretende analizar el momento actual, y con mucho sentido común, decidir si las condiciones son propicias para poder llevar a cabo la inversión. Sería conveniente evaluar entre otros aspectos: Las fluctuaciones en el tipo de cambio, el nivel de costo de los préstamos, la capacidad adquisitiva de nuestros compradores potenciales, en el volumen de las ventas esperado, el plazo en el cual se piensa recuperar el monto de la inversión, la capacidad de nuestros competidores, entre otros.

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